María Moliner, un diccionario de su vida

En varias ocasiones me he dejado tentar por la escritura de encargo. Siempre que ocurre esto he preferido ver las ventajas a las desventajas y lo he tomado más como un reto que como una amenaza. Se trataba de escribir una biografía para una de las colecciones que lanza el periódico El País para su lectores. Esta iniciativa, dirigida por Ada del Moral, proyectaba una serie de biografías bajo el nombre de Mujeres en la historia.

En mi caso opté por la  biografía de la lexicógrafa y bibliotecaria María Moliner, una mujer que silenciosamente había trabajado en la creación del Diccionario de Uso del Español, una obra magna a la que dedicó quince años de su vida y aunque elogiada por escritores como Gabriel García Márquez y ser una de las obras más consultadas, en su día fue ninguneada por la Academia. Había leído la magnífica biografía escrita por Inmaculada de la Fuente El exilio interior y me podía servir de guía para mi libro divulgativo de la vida y obra de esta tenaz aragonesa.

La escritura de encargo tiene sus cortapisas, el tiempo es una de ellas. Tenía apenas seis meses para presentar el manuscrito; y debería estar entre un número máximo y mínimo de palabras. Estos corsés pueden ser de utilidad si sabes utilizarlos a tu favor, como dicen los poetas “es más fácil escribir un soneto que un poema de verso libre”. He leído muchas biografías en mi vida, es un género que me apasiona quizás por una curiosidad malsana, y siempre me había concentrado más en la narración de los hechos y nunca había reflexionado en la forma que, a la larga es lo que la hace atractiva. Esta reflexión llegó tarde, como siempre en mi caso, cuando llevaba decenas de páginas escritas y descubrí que lo que estaba haciendo era una biografía que parecía más un ejercicio escolar que un libro atractivo e interesante. Lo fácil había sido escribir “María Moliner nació en Paniza…” y seguir linealmente ordenando y reescribiendo los datos de una investigación de libros y artículos escritos por otros. Pero estaba resultando baldío mi trabajo pues no aportaba nada ni al fondo ni a la forma. Creo que fue ese momento de desesperación y de casi abandono de la empresa en el que surgió una idea que viraría el proyecto. 

Janet Malcolm en su brillante libro La mujer en silencio, biografía de Sylvia Plath, además de un ensayo que relaciona y enfrenta las biografías existentes de la poeta y que reflexiona  sobre cómo hacer una biografía, anotaba en sus páginas cómo muchos biógrafos y biógrafas se sienten como los propios biografiados. Puede resultar frívolo el razonamiento pero encontré esa conexión con Moliner cuando decidí convertir la biografía en un diccionario o lo que es más exacto hacer un diccionario biográfico. El resto fue trocear lo escrito y organizarlo alfabéticamente, en la “f”, por ejemplo, hablaría de la familia o en la “p” de las palabras afines, concepto que desarrolló María en su Diccionario.

El libro cobraba una dimensión diferente desde el título: María Moliner, Breve diccionario de vida y obra. Este giro me permitió realizar una ingeniosa propuesta que permitía contar los aspectos más significativos y curiosos de la vida pero también, y esto fue un acertada sorpresa, escribir sobre algunas características de sus obras o hablar de otras interpretaciones de su vida como fue la ópera o la obra de teatro que se habían creado en torno a su figura.

Ahí estaba la propuesta, un libro-diccionario con cerca de un centenar de entradas enciclopédicas que introducen la vida de Moliner en un ejercicio discursivo-literario. Y también la duda, ¿cómo se puede leer, si es que se puede? A tenor de los comentarios posteriores sí, como un libro original y lúdico, en el mejor sentido de la palabra. 

Este planteamiento generó muchos quebraderos a la editora, menos mal que es amiga, porque había que cambiar la maquinación del libro, nada fácil en este tipo de colecciones. Había que contemplar los innumerables juegos tipográficos, abreviaturas, advertencias, comentarios y observaciones que contenía (definiciones del Diccionario de Uso del Español, referencias y citas). Pero finalmente se dio el visto bueno y se publicó.

Para completar este galimatías hay que hablar de su distribución y venta. Es un libro de colección que no puede conseguirse en librerías, una pena, sólo se pudo comprar durante unas semanas en los kioscos de prensa y afortunadamente se puede conseguir el libro en esta página: El País colecciones

Les animo a conseguirlo y leerlo.

Lecturas que nos iniciaron

Un nuevo encuentro con Leticia Moya (@bibliotecariadepueblo en Instagram) en estos días de confinamiento, en este caso nos controlamos un poco y hablamos de bastantes menos libros.

Partimos de aquellos libros que nos iniciaron en la lectura y después de nuestros libros favoritos o los últimos leídos.

Mi Instagram es @samuelaomenaca

Aquí tenéis la lista:

  • ALCOTT, Louisa May. Mujercitas. Lumen, 2019.
  • CARTER, Angela. Quemar las naves: Los cuentos completos. Sexto Piso, 2017.
  • DEAN, Michelle. Agudas: mujeres que hicieron de la opinión un arte. Turner.
  • FUENTE, Inmaculada de la. El exilio interior: La vida interior de María Moliner. Turner, 2018.
  • GARCÍA PAVÓN, Francisco. Obras completas. Soubriet, 2009.
  • HOWARD, Robert E. Los gusanos de la tierra. Valdemar, 2014.
  • LE GUIN, Ursula K. El día antes de la revolución. Nórdica, 2018.
  • MALCOLM, Janet. La mujer en silencio. Gedisa, 2017.
  • MALCOLM, Janet. El periodista y el asesino. Gedisa, 2012.
  • PARKER, Dorothy. Narrativa completa.  Debolsillo, 2019.
  • SCHREIBER, Daniel. Susan Sontag: Intelectualidad y glamour (una biografía). Tajamar, 2016
  • TWAIN, Mark. Autobiografía. Espasa, 2004.

Se pueden encontrar en librerías: https://www.todostuslibros.com/

El grito de la grulla

Decidí escribir este libro por insistencia del escritor y amigo Gonzalo Moure, a quien había conocido unos meses antes en la biblioteca en la que trabajaba, donde había venido para realizar unos encuentros literarios. Cada cierto tiempo recibía una llamada telefónica suya insistiendo en que tenía que ponerme a escribir. Quien lo conozca sabrá de su tenacidad. Así que me puse a ello aunque sin mucho entusiasmo, pues era la primera vez que me enfrentaba a la ficción.

Me rondaba una idea desde que supe, por un libro de origami, del significado de la grulla de papel y de la experiencia emotiva de los periodistas internacionales que visitaron los hospitales de Hiroshima y Nagasaki tras las bombas atómicas cuando descubrieron miles de grullas “volando” por los techos de las habitaciones. Grullas enviadas desde todo Japón deseando la recuperación de los heridos. Escribiría sobre el porqué de estas figuras de papel meciéndose cumpliendo los deseos de sanación.

Ese era el pretexto, una historia que quizás se había contado en numerosas ocasiones, la historia de un niño en un conflicto bélico. El reto era cómo contarla.

Me propuse escribir una novela donde los lectores fueran protagonistas activos, para ello opté por una novela en secuencias y que combinara tres discursos diferentes: la novela, el cuento y el lenguaje técnico del origami. Todo muy postmoderno. De ahí los capítulos cortos intercalados por cuentos tradicionales japoneses, salvo el primero que es inventado, y el áspero lenguaje de la papiroflexia. 

Ese era el esquema pero faltaba el estilo. Lo encontré en la primera corrección del libro ya completado, cuando desbrocé el texto, aquellas alrededor de 150 páginas que había escrito y que tras la limpieza se habían reducido a apenas 25. Pero aquellas pocas páginas “sugerían más que contaban”, una máxima del haiku japonés que hice mía para escribir en un estilo sencillo, con apenas adjetivación y descripciones, con pinceladas para que los lectores encontraran la atmósfera y los sentimientos más que las acciones.

El resto fue superar obstáculos como bien sabe cualquiera que se ponga escribir. Cambié la tercera por la primera persona, más cercana y cálida para una historia triste con era; comencé la novela en pasado para rematarla en presente buscando mayor dramatismo, pasando por un magnífico pretérito imperfecto; busqué matices en los personajes, sobre todo en la madre del protagonista, aunque apenas aparece; jugué con las referencias literarias que me habían servido para documentarme, es el caso del premio Nobel Kenzaburo Oe en concreto de su libro La presa; introduje nuevos discursos como la poesía, las cartas o los sueños; y descubrí que lo interesante de la escritura está en la forma más que en el fondo, aunque a este no le resto importancia.

Los últimos retoques del libro los realicé en Figueras (Asturias) invitado por Tina y Gonzalo, allí puse el punto final, lo imprimí y les regalé el libro. La edición y publicación son otra historia.

Puedes encontrar el libro en todas estas librerías.

Lecturas con Bibliotecaria de Pueblo

Estos días de confinamiento por el Covid-19 sirven para hacer repaso de lecturas y lo mejor es hacerlo con una bibliotecaria lectora, con Leticia Moya (@bibliotecariadepueblo en Instagram) que me ha invitado a una conexión en directo en esta red social.

Lo cierto es que íbamos a hablar cada uno de sus libros pero me sorprendió con una nueva propuesta, tenía que hacer de bibliotecario, sí, como lo oyes:

Leti: – Imagina que viene una usuaria y te dice “quiero un libro que me guste, ya sabes…”

Con ese pretexto y con algunas preguntas hemos hablado y recomendado algunos libros. Por cierto, mi Instagram es @samuelaomenaca. Aquí va la lista:

  • LUISELLI, Valeria. Desierto Sonoro. Sexto Piso, 2019.
  • ALMADA, Selva. El viento que arrasa. Mardulce, 2017.
  • BASTARÓS, María y SEGARRA, Nacho M. Herstory: Una historia ilustrada de las mujeres. Lumen, 2018.
  • BASTARÓS, María. Historia de España contada a las niñas. Fulgencio Pimentel, 2018.
  • URRACA, Sabina. Las niñas prodigio. Fulgencio Pimentel, 2017.
  • TOURNIER, Michel. Viernes o la vida salvaje. Noguer, 1981.
  • ATTLEE, Helena. El país donde florece el limonero. Acantilado, 2017.
  • ENGEL, Marian. Oso. Impedimenta, 2015.
  • BUZZATI, Dino. La famosa invasión de los osos en Sicilia. Gallo Nero, 2019.
  • HAN KANG. La vegetariana. :Rata_, 2017.
  • RODARI, Gianni. Gramatica de la fantasía. Booket, 2002.
  • RORAS, Ana María. Poemas de la izquierda erótica. Papeles Mínimos, 2019.
  • ESPEJO, José Daniel. Los lagos de Norteamérica. Pretextos, 2019.
  • HUERTAS, Begoña. El desconcierto. :Rata_, 2017.
  • VILAS, Manuel. Ordesa. Alfaguara, 2018.
  • MURCIA, Joseángel. Y me llevo una. Nórdica-Capitán Swing, 2019.
  • O´CONOR, Flanery. Cuentos completos. Lumen, 2006.
  • CHEEVER, John. Cuentos. Literatura Random House, 2018.
  • GARCÍA LLOVET, Esther. Sánchez. Anagrama, 2019.
  • FLAUBERT, Gustave. La señora Bovary. Alba, 2012.
  • MAGRINYÀ, Luis. Intrusos y huéspedes/ Habitación doble. Anagrama, 2017.
  • BRADBURY, Ray. Crónicas marcianas. Minotauro, 2008.
  • VACAS, Raúl. Hojas. De vacas y castaño, 2008.
  • MAIRAL, Pedro. La uruguaya. Libros del Asteroide, 2017.
  • MONTERO, Rosa. El amor de mi vida. Alfaguara. 2011.
  • ASIMOV, Isaac. Yo, robot. Edhasa, 2009.
  • GUINDA, Ángel. Poemas para los demás. Olifante, 2009.
  • PÉREZ GALDÓS, Benito. El crimen de la calle Fuencarral. Lengua de Trapo, 2011.